El amor en tiempos del coronavirus

Comunicación parejas en casa

Ante esta nueva situación de confinamiento forzoso en la que nos encontramos, nuestra forma de vida tanto a nivel individual como social, familiar y de pareja ha dado un vuelco y se ha visto ‘patas arriba’. Son muchas las consecuencias derivadas de este aislamiento y las relaciones de pareja pueden verse afectadas por el estrés y la incertidumbre que estamos viviendo en estos días.

Dependiendo del estado de la relación y de lo sano que sea el vínculo con la pareja, ésta podría tambalearse surgiendo nuevos conflictos o reavivando otros que venían arrastrándose y que pueden verse acentuados bajo estas circunstancias. O por el contrario, puede darse el caso en el que la pareja se vea fortalecida y se aproveche este tiempo como un “regalo” para invertir en mejorar la relación y hacer todo aquello para lo que antes no encontrábamos ocasión.

De cualquier manera esta situación, en la que nos va a ser más difícil relativizar los problemas y poder liberar las tensiones de la manera en la que estábamos acostumbrados a hacerlo, nos va a enseñar tanto aspectos de nosotros mismos que desconocíamos como de nuestra relación y nos va a empujar a dar con nuevas soluciones ante los nuevos obstáculos. Así, estrategias que nos han servido hasta ahora para gestionar los conflictos en pareja como salir a dar un paseo, quedar con las amistades para desahogarnos o darnos un tiempo distanciados van a tener que ser sustituidas por otras que nos sean más útiles en este momento.

 

La regulación emocional en pareja

Es importante, sobre todo ahora en este estado de confinamiento, que conozcamos nuestros propios patrones de regulación emocional así como los de nuestra pareja para así evitar conflictos que puedan derivarse de ello. La regulación emocional es la capacidad para manejar nuestras emociones de manera apropiada y contar con estrategias de afrontamiento que nos faciliten gestionar las emociones que podamos estar experimentando.

De manera individual ponemos en marcha dos estrategias para intentar controlar nuestro estado de ánimo.

  1. La auto-regulación. Esto es lo que hago yo solo/a para intentar modificar mi estado de ánimo. Por ejemplo, si estamos agobiados/as o estresados/as una buena forma de liberar tensiones o relajarnos sería hacer ejercicio físico, leer, meditar, escribir, pintar, escuchar música, ver alguna película o serie,etc.
  2. La co-regulación. Es lo que hago con ayuda de otros para cambiar mi estado emocional. Por ejemplo, en este estado de “encierro” podemos co-regularnos hablando o realizando alguna actividad con nuestra pareja, hijos/as o con quienes convivamos, pidiendo consuelo o consejo, manteniendo conversación mediante llamadas o videollamadas, utilizando las redes sociales para mantener el contacto con familiares y amigos,etc.

Ahora bien, la confianza o la seguridad relacional que tiene que ver con cómo nos sentimos cuando estamos solos y estando en compañía juega también un papel muy importante aquí. Existen personas que ante momentos de soledad o angustia se sienten tan vulnerables que necesitan la compañía de otros para sentirse seguros y disminuir la ansiedad que les produce sentirse solos o angustiados. Este sería el grupo que tiende a la corregulación como método para manejar sus emociones. Por otro lado, hay personas que no se sienten para nada seguras en sus relaciones con los demás, no son capaces de pedir ayuda y tienden a aislarse de forma que sólo se sentirán seguros y tendrán la sensación de que tienen la situación bajo control manejando sus propias emociones de manera individual. Estos últimos serían las personas que tienden a autorregularse como forma preferente de regulación emocional.

De esta manera, en una relación de pareja pueden darse distintas combinaciones de estilos de regulación emocional que en el día a día habitual pueden pasar más o menos desapercibidas pero estando 24h bajo el mismo techo se hacen presentes y pueden llegar a desencadenar situaciones de frustración e impotencia para aquellos/as que no sean conscientes de las necesidades de regulación propias y ajenas.

Así, es posible que en tu vida normal cuando en la relación surgía una discusión o pelea, alguno de los dos decidiera salir a dar una vuelta para calmar los ánimos y relajarse (autorregulación) o se fuera a tomar un café o una cerveza con algún amigo/a para poder desahogarse y desconectar (corregulación). Al mismo tiempo, puede que aunque tú necesites distanciarte en ese momento, tu pareja por el contrario necesite de ti para sentirse seguro/a cuando ve que la relación se ve afectada y quiera estar a tu lado para disminuir su ansiedad. Es en estos casos sobre todo cuando se hace imprescindible conocer qué necesito yo para regularme y saber comunicárselo a mi pareja de forma asertiva y qué necesita mi pareja de manera que ésta no se sienta abandonada cuando yo necesito mi espacio a solas y comprenda que yo también me encuentro mal y que necesito de otras cosas para poder sentirme mejor.

Aquí, una buena comunicación en pareja es esencial para poder transmitir esta información al otro sin que lo sienta como un ataque y se ponga a la defensiva así como saber escuchar y empatizar con las necesidades de nuestra pareja.

 

4 pasos a seguir

  1. ¿Qué necesito yo?
    El primer paso es reconocer nuestras propias emociones, aprender a escucharlas ya que todas ellas tienen su función y analizar qué solemos hacer para poder sentirnos bien cuando nos encontramos en una situación de malestar.

  2. Comunicárselo a mi pareja
    Buscar un momento entre los dos en el que podáis estar tranquilos para poder hablar. Es importante transmitirle esto a tu pareja de una manera asertiva, teniendo en cuenta sus sentimientos y siempre desde el cuidado intentando explicar por qué hacemos lo que hacemos cuando nos sentimos mal y qué es lo que necesitamos para poder calmarnos de manera que nuestra pareja pueda llegar a entendernos.

  3. ¿Qué necesita mi pareja?
    En una relación los dos miembros tienen la misma importancia y las necesidades de ambos son igual de importantes. Por ello, nos preocuparemos también por conocer el tipo de regulación emocional de nuestra pareja (cómo se siente, qué necesita para regularse y cómo) para poder llegar a comprenderla y atender y cubrir también sus necesidades

  4. Llegar a acuerdos
    En el caso de una relación en la que los estilos de regulación sean incompatibles entre sí y se dé la situación en la que por ejemplo uno de los dos busque distanciarse cuando se siente mal y el otro necesite de la compañía de la pareja para lo mismo, será muy importante llegar a un consenso de lo que hacer ante determinadas situaciones. Por ejemplo, una vez la pareja ya ha compartido sus necesidades de regulación emocional, se puede utilizar la estrategia de “tiempo muerto” en la que cuando uno se siente mal en un momento dado o no quiere seguir discutiendo y necesita tomar distancia, lo dirá y se podrá ir un rato a otra habitación de la casa y después volverá cuando ya esté más tranquilo/a. Mientras, el otro será consciente de lo que le está sucediendo en ese momento a su pareja y desde la comprensión, sabrá que su pareja no la quiere menos por necesitar un poco de soledad y no sentirá ese abandono sino que podrá estar segura y buscará una estrategia propia para poder sentirse mejor.

Así, vemos cómo para tener una buena gestión emocional es imprescindible saber tanto autorregularnos como corregularnos. Podemos aprovechar estos días en los que se nos ha regalado el preciado tesoro del tiempo para echarnos un buen vistazo, analizarnos y conocernos mejor a nosotros mismos y a nuestras parejas. Puede que nos demos cuenta de que las estrategias de regulación que utilizábamos hasta ahora no son las adecuadas y decidamos cambiarlas por otras más eficaces. Puede que ahora sea el momento de comprender por qué nuestra pareja es como es y poder trabajar juntos para mejorar la relación. Es posible que esta sea una buena oportunidad para pedir ayuda profesional si nos damos cuenta de que no somos capaces nosotros solos y necesitamos a alguien que nos guíe. En definitiva, una oportunidad para crecer.

Psicóloga y Sexóloga Laura Espadas

Psicóloga y sexóloga

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