El establecimiento de normas y límites desde la primera infancia es fundamental para el desarrollo emocional y comportamental de los niños. Son necesarias para que el niño aprenda a desenvolverse en su entorno y en la interrelación con los demás.

La función de establecer normas y límites es la de proteger, cuidar y generar seguridad, pues le ayuda a comprender que sus actos tienen consecuencias y aprenden a conocer qué es lo que se espera de ellos en cada momento ya que ayudan a establecer hábitos y rutinas.  

Las normas y límites van a influir en el desarrollo de su autoestima y la capacidad de tolerancia a la frustración, es decir, la capacidad de asimilar que las cosas no siempre son como nos gustaría.

Es importante conocer que los niños que crecen con la ausencia de normas y límites tienen una mayor predisposición a desarrollar problemas de conducta, cuyas consecuencias son: un autoconcepto bajo de sí mismos, dificultad para relacionarse socialmente y una baja tolerancia a la frustración, entre otras.