Una de las habilidades más importantes a la hora del aprendizaje de la lectura es la conciencia fonológica. Esta habilidad permite reconocer y usar los fonemas, es decir, los sonidos que componen las palabras.
Las investigaciones en neuroeducación demuestran que leer no es algo natural, no es algo innato al ser humano, como lo es el habla o el sentido numérico. Nuestro cerebro está organizado para procesar el habla, pero la lectura no es una actividad natural, y la escritura es un invento evolutivamente demasiado reciente para estar incluido en nuestros circuitos cerebrales y son, por tanto, habilidades que debemos aprender.
Para aprender a leer se necesita que una parte de las neuronas especializadas en reconocer objetos y rostros se reciclen en una nueva tarea que consiste en el reconocimiento visual de las letras y sus combinaciones y las guarden en la caja de letras del cerebro.
En la fase inicial del aprendizaje de la lectura, en la que se va conociendo el abecedario, una tarea imprescindible es trabajar con los niños y niñas la articulación de los sonidos que forman las palabras. Es decir, el sonido (fonema) que corresponde a cada letra escrita (grafema).
La tendencia natural es interpretar la palabra como un todo (pato) pero los niños no son conscientes de que se puede dividir en sílabas (pa-to) y las sílabas en sonidos o fonemas (p-a-t-o), y que estos sonidos se corresponden con una letra escrita o grafema.
Antes de aprender las letras, la mayoría de los niños se preparan para leer cuando empiezan a ser conscientes de los sonidos que componen la palabra hablada, es decir, la conciencia fonológica.
Trabajar la conciencia fonológica ayuda y favorece la adquisición de la lectoescritura, ya que son capaces de identificar y diferenciar los sonidos y relacionarlos con su correspondiente letra o grafema.
La mejor forma de trabajar estas habilidades es por medio de juegos lingüísticos como adivinanzas, rimas, poemas, rondas infantiles, etc. que todos hemos cantado en nuestra niñez. De esta forma, los niños y niñas van escuchando y jugando con los sonidos y con las palabras y se van preparando para el inicio de la lectura.
Los sonidos y palabras repetitivas de las canciones y las rimas les ayudan a ir discriminando y diferenciando todos los sonidos. La conciencia de rima hace referencia a la musicalidad del lenguaje y aparece de manera temprana por lo que las aprenden con facilidad: Debajo un botón, Los pollitos dicen pío, pío, pío, Que llueva que llueva….
Los juegos de adivinanzas como el Veo-veo pueden emplearse para practicar la percepción del sonido inicial de las palabras: "Veo veo algo rojo que empieza por /s/"; también practicar rimas con adivinanzas: "Tomo algo caliente que rima con /che/".
Trabajar estas habilidades fonológicas no solamente favorece la adquisición de la lectoescritura, sino que también permite observar posibles deficiencias en su desarrollo que parecen estar en el origen de muchos trastornos de aprendizaje, como la dislexia, y detectar a tiempo el riesgo para intervenir y mejorar dificultades específicas de lectura.
Psicóloga. Máster en Logopedia