Cierran los coles, abren las escuelas de verano, prisas, carreras, las vacaciones de los padres que parece que no llegan, abuelos preparados para echar una mano, olas de calor, rebajas, trafico infernal, malestar, ventanas abiertas, ruido, ruido de noche y de día, compromisos sociales, planes, elecciones, expectativas que se quiebran, festivales, conciertos, mosquitos… así corre la vida, queramos o no, y se nos escapa y pensamos alcanzarla cuando lleguemos a ese destino soñado, o a ese día que no haya que madrugar, pero no hay vuelta atrás, lo que pasó pasó. Y los niños crecen y no esperan a que tengamos tiempo de relax para dedicarnos a ellos. Tomemos conciencia y aprovechemos todos los momentos.
Todos los médicos recomiendan el ejercicio físico y la dieta mediterránea para mantenernos sanos, si además de nuestra salud física también queremos preservar nuestra salud mental, deberíamos poder contar con una autoestima elevada y una red social de apoyo.
Los padres somos los encargados de proveer a nuestros hijos de una buena autoestima, para ello, tenernos que apreciar sus cualidades, (y decírselo) valorar sus características, y hacerles sentir dignos de amor de una forma clara, directa e inequívoca, generando una confianza en ellos mismos que les ayudara lidiar con las dificultades d la vida.
También somos los encargados de ofrecerles un sentido de pertenecía, todos necesitamos sentir que formamos parte de un grupo, con una relaciones sólidas y estables donde poder experimentar amor, afecto y apego, las personas que se sienten conectadas a otros se adaptan mejor que las que se sienten aisladas.
Por ello los padres debemos preparar a nuestros hijos para una buena socialización, esto implica enseñarles normas y límites que faciliten la convivencia, así como reglas y normas que nos protejan de los riesgos externos. En este sentido podemos equivocarnos por exceso o por defecto, es decir podemos sobreproteger no permitiendo que los hijos exploren el mundo trasladándoles la idea de que el mundo es un lugar hostil y peligroso, o por defecto permitiéndoles explorar sin la protección adecuada dejándoles expuestos a riesgos.
Para poder ofrecer esto a nuestros hijos necesitamos TIEMPO, pasar tiempo con ellos, verlos crecer, descubrir lo que les apasiona, lo que les hace reír, lo que les cuesta, lo que les enfada.
Parar un minuto y observar, escuchar con atención, preguntar y explorar con ellos, con la conciencia y los cinco sentidos a tope, se convierte en una necesidad de primer orden si queremos que nuestros hijos gocen de salud mental en el futuro.
Psicóloga
Adultos y familias