Desde siempre los niños han tenido la necesidad de una actividad: moverse, curiosear, manipular y experimentar, crear, relacionarse, intercambiar vivencias, acciones y sentimientos.

Además de ser una actividad, el juego ayuda a desarrollar las funciones psíquicas, físicas y sociales en los niños y los juguetes pueden convertirse en herramientas esenciales para su buen desarrollo.

El juego va cambiando a medida que el niño crece y con ello, también, los juguetes. En razón de eso es importante buscar el juguete más adecuado y ser muy conscientes del papel que tendrá en el desarrollo del niño.

Pero no debemos olvidar que hay muchos objetos que pueden adquirir la categoría de juguetes sin ser costosos ni sofisticados. Con frecuencia, los niños están más interesados en jugar con una caja de cartón vacía que con un juguete espectacular y carísimo.

Es importante que varios de los materiales que los niños tengan a su alcance sean juguetes “no” estructurados; materiales (bloques de madera, palos, cajas, conchas, piñas, tapones, etc.) que no tengan un fin concreto para que puedan estimular su imaginación y les inspire al juego de creación.

¿Qué se debe considerar a la hora de elegir un juguete para un niño?

La gran cantidad de juguetes que hay actualmente en el mercado y las fuertes campañas publicitarias convierten la selección de juguetes en una difícil decisión para los padres.

La elección del juguete adecuado para cada niño debe basarse en diversas variables que se apoyan sobretodo en el conocimiento del niño: su edad, su personalidad y sus circunstancias específicas.

Es importante proporcionarles juguetes suficientes y variados que le aporten diversidad de experiencias para divertirse, aprender y desarrollar plenamente su personalidad.

La cantidad de juguetes también es importante dosificarla, sobretodo en fechas especiales como cumpleaños o navidades. Cuando tienen tantos juguetes los niños se sienten saturados y abrumados. Esto les puede llevar a no ser capaces de fijar la atención en uno de ellos. Por ello, suelen sacar todo sin jugar a nada.

Es recomendable guardar algunos juguetes e ir sacándolos de vez en cuando y guardar los que tenían anteriormente. De esta manera es como si descubrieran de nuevo los juguetes.

Sentarnos con ellos, sobretodo con los más pequeños, para enseñarles o descubrir el funcionamiento o cómo se juega, potencia el vínculo familiar.

¿Qué preguntas hacernos antes de comprar un juguete?

Las preguntas que a continuación se plantean pueden ayudar a realizar una buena elección ante un juguete:

• ¿Será divertido? ¿Continuará siendo divertido?
• ¿Es seguro? ¿Parece resistente?
• ¿Quién jugará, el niño o el juguete?
• ¿Estará adaptado a su edad?
• ¿Cuántos juguetes vamos a regalar? ¿De qué juguetes dispone ya?
• ¿Es necesaria la ayuda adulta? Y si es así, ¿dispongo de tiempo para jugar?
• ¿Son necesarios compañeros de juego para que pueda jugar? Y si es así, ¿dispone compañeros de juego?
• Si mi hijo me pide una muñeca o mi niña un camión, ¿debo comprárselo?

No debemos coartar los gustos de los niños sino permitir su expansión: si un niño quiere una muñeca o una niña un camión, no les neguemos el juguete por creer que no son “para él o para ella”. Deben entregarse desde un primer momento y sin prejuicios los juguetes que sean los preferidos, independientemente, de que sean considerados “de chicos o de chicas”.

Los distintos tipos de juguetes pueden resultar igualmente enriquecedores para ambos sexos y en nuestras manos está el contribuir a eliminar algunas de las diferenciaciones que se establecen socialmente. El juego es libre y espontáneo y así debemos comprenderlo los adultos.

Pero nunca debemos olvidar que los mejores juguetes para un niño son sus padres. Jugar es divertirse, aprender, comunicarse. Hacedlo realidad con vuestros hijos.