Cada año, un mes antes de la llegada del verano empezamos a preocuparnos por el cuerpo, más concretamente por su peso. A medida que llega el buen tiempo y nos vamos quitando abrigos y chaquetas vamos visualizándonos con biquini en la playa y empezamos a tener ¡verdadero terror!. De modo que iniciamos alguna dieta rápida para perder esos kilos que nos molestan con el objetivo de mejorar nuestra imagen corporal.
Esta práctica cada vez más habitual es totalmente contraria a la salud; por varias razones:
Primero, porque para lograr una pérdida de peso rápida hacemos dietas carenciales, las llamamos así porque carecen de varios nutrientes; así pasamos un mes comiendo filetes y lechuga. Lo cual es una alimentación incompleta desde el punto de vista nutricional, además del cansancio y el mal humor que provocan.
Por otro lado, en un mes de dieta hipocalórica y carencial la mayoría de las personas sólo logramos perder líquidos no se llega casi nunca a perder tejido graso. Por lo tanto en cuanto la dejamos recuperamos rápidamente el líquido perdido y seguimos aumentando de peso y de tejido graso debido a las “extras” del verano y sus comidas copiosas
Por eso las dietas milagro de antes del verano no ayudan a mejorar nuestra imagen corporal, ni mejoran nuestra salud. Al contrario producen el efecto contrario al deseado, adelgazamos 3 kilos, para permitirnos comer vorazmente y sin control durante el verano y al volver a la rutina nos encontramos con el aumento de peso y la lucha con la ropa.
Así que mi mejor propuesta sigue siendo que logres adquirir y mantener hábitos saludables durante TODO EL AÑO, especialmente durante el verano. Aprender a comer durante la época estival y disfrutar saludablemente de las vacaciones para no regresar en septiembre con los temidos kilos de más.