La lectura es una fábrica de sueños.
Ana María Matute.
Aprovechando que en el mes de abril se celebra tanto el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (2 de abril) como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor (23 de abril) me gustaría recordar los beneficios de leerles a nuestros hijos/as desde pequeños.
Desde los 2 o 3 años es muy recomendable leerles cuentos a los niños. Las lecturas compartidas no implican simplemente leer y que ellos escuchen, sino que se trata de realizar actividades interactivas que permitan participar a todos en el proceso lector, siempre aprovechando sus intereses para favorecer un diálogo.
Compartir con ellos 15 minutos de lectura al día, realizando actividades interactivas, favorece y estimula el lenguaje y la cognición en todos los sentidos (expresivo, comprensivo, afectivo y comunicativo). Aumenta su competencia lingüística mediante la adquisición de vocabulario, estimula procesos cognitivos como la atención y el razonamiento, fomenta las relaciones de apego, ejercita su imaginación, identifica emociones, transmite valores y despierta el interés y la creación de un hábito lector.
Estas actividades interactivas se introducen a través de comentarios realizados al observar el texto y las imágenes, al proponer preguntas e incentivar sus respuestas, al plantear hipótesis sobre el final o al imaginar distintas posibilidades.
Durante la lectura con los más pequeños estas actividades consisten en preguntar qué hacen los personajes, señalar objetos mientras los nombramos, pedirles que nombren objetos que señalamos o que busquen los que nombramos. Es conveniente comenzar con cuentos breves que se completen en una única lectura, con una estructura básica (introducción, nudo y desenlace) y un lenguaje sencillo.
Cuando son más mayores, se recomiendan cuentos o libros más extensos y con diferentes formatos (cómics, revistas, recetas, periódicos), y si ya saben leer, alternar o leer de forma simultánea tanto el adulto como el niño/a es muy beneficioso para ellos. Con los niños y niñas lectores, se pueden hacer predicciones a partir del título, identificar palabras desconocidas, debatir cuestiones que planteen las lecturas, comentar lo que más nos ha gustado o imaginar qué haríamos si fuéramos uno de los personajes.
Algunas estrategias para emplear durante esas lecturas compartidas pueden ser las siguientes, siempre adaptándolas a la edad e intereses del niño y la niña:
- Intentar crear un hábito o una rutina a una misma hora o momento del día. Por ejemplo, antes de irse a dormir.
- Antes de comenzar, introducir el tema: “Había una vez…, Te voy a contar…, Sabías que…, etc.”
- Utilizar una prosodia adecuada: exagerar un poco la entonación, dar a cada personaje una voz y unos gestos distintos, hablar pausadamente y vocalizar correctamente, llevar un ritmo que mantenga el interés a través de diferentes emociones (alegría, sorpresa, enfado, suspense…), realizar onomatopeyas y sonidos de los elementos que aparecen, inventar canciones, etc.
- Utilizar marionetas o muñecos para contar la historia a través de ellos capta la atención de los más pequeños.
- Llamar la atención sobre las letras, como reconocer las que lleva su nombre, o identificar palabras habituales si ya han iniciado el aprendizaje lector. O seguir el texto y las ilustraciones junto al adulto.
- Pedir opiniones sobre los personajes, las situaciones o lo que podría ocurrir: “¿qué crees que pasará ahora?... ¿cómo es la jirafa?... ¿te parece que se portó bien?”, etc.
- Comentar la lectura al terminar a través de preguntas sobre el contenido o el porqué de lo ocurrido y ayudarles a realizar un resumen final de la historia.
Psicóloga. Máster en Logopedia