Si mi hijo pequeño empieza a tartamudear, ¿debo preocuparme?

Desarrollo del lenguaje
Comunicación entre niños
Tartamudez niños

El  habla  en  un  niño es,  como  cualquier  otra  función,  una  faceta  que  éste  tiene  que desarrollar. Al igual que cuando comienza a caminar lo hace de forma muy vacilante e insegura, para luego,  a  medida  que  va  desarrollando  la  habilidad,  se  vuelve  su  paso  más seguro  y  las  caídas  van disminuyendo, con el habla sucede algo similar.

El  habla  se  desarrolla  rápidamente  durante  los  dos  primeros  años.  En  este  tiempo  el  niño aprende  a  emitir  sonidos,  palabras  y  breves  frases  con  sentido.  A  partir  de  los  2 años,  los  niños empiezan  a  formar  frases  más  largas  y  es  posible  que  observemos  en  nuestros hijos repeticiones, bloqueos o vacilaciones cuando hablan. Esto se debe a que ya pueden manejar una buena cantidad de palabras y la forma de combinarlas, pero no están muy seguros de si lo están haciendo bien.

A  estas  vacilaciones  y  repeticiones  se  las conoce como tartamudez evolutiva o fisiológica. Se trata de un periodo de afianzamiento y aprendizaje por el que pasan la mayoría de niños y que no deja consecuencias.

Es importante estar informados sobre esta etapa del desarrollo del lenguaje de los hijos y no preocuparse por estas alteraciones del habla, ya que los esfuerzos por corregirles o la atención que se les preste puede que no beneficien ni ayuden a los niños.

Los  niños  de  esta  edad  dan  a  esta  falta  de  fluidez  en  el  habla  la  importancia  que  tiene,  es decir, ninguna. No obstante, esto puede cambiar si nosotros como padres se la damos.

Por  lo  tanto, cobra vital relevancia la reacción que el medio ambiente muestra ante estas disfluencias o vacilaciones del niño. Los padres, los familiares, a veces, nos asustamos cuando escuchamos repeticiones o vacilaciones en el habla de nuestros hijos. Reaccionamos corrigiendo, expresando que así no se pronuncia, algunos regañando o imitando, puede que incluso a veces aparezca alguna burla.

Estas reacciones pueden hacer pensar a nuestros hijos que algo de lo que hacen no está bien y nuestros esfuerzos por  ayudarles  se  alejan  de  nuestra  intención  inicial, y un hecho normal  y transitorio dentro del desarrollo puede originar una tartamudez real.

Es  fundamental que los padres esperen a que pase de manera natural, sin intervenir ni corregir al niño cuando habla. En muchos casos la ansiedad de los padres porque su hijo no tartamudee al hablar, hace que lo corrijan constantemente cuando se equivoca, lo que más que solucionar el problema, provoca en el niño una fijación del hábito.

Este es un período que se presenta espontáneamente en la mayoría de los niños y si no es objeto de atención, desaparece naturalmente.

Psicopedagoga y Psicóloga Máster en Logopedia Susi García

Psicóloga. Máster en Logopedia

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