En general es complicado manejar ciertas relaciones familiares porque sentimos que todo lo que nos une (que en ocasiones es escasamente el vínculo de sangre) debería ser más importante que aquello que nos invita a tomar distancia, y esto a veces se traduce en relaciones basadas en la insatisfacción y la capacidad de "aguantar".
En realidad, deberíamos trabajar para poder construir relaciones donde "aguantar" no sea una opción (incluso cuando somos familia). Hablamos mucho de la importancia de saber poner límites, de escucharnos y atender nuestras necesidades, de ser asertivos con los demás...y eso es maravilloso, pero a veces esto se vuelve más complicado para nosotros cuando el vínculo que nos une a la otra persona es familiar. Parece que si es mi madre tengo que mantenerme ahí a pesar de todo lo que hace que no me gusta o me duele, que al ser mi hermano debería aprender a quererlo tal y como es (aunque haga cosas que me hacen sentir mal), que al tratarse de mi hijo tengo que perdonarlo todo, y así pasando por todos los lazos familiares posibles.
En realidad, esto responde a una cuestión bastante cultural que entiende que "a la familia se le perdona todo", cuando lo cierto es que deberíamos poder mirar estas relaciones como lo que son: relaciones con otro ser humano (que casualmente es parte de mi familia) que debería poder revisar y cuidar a menudo.
Hay muchas veces hijos llenos de culpa porque no pueden hacer aquello que se le pide ("llámale, a fin de cuentas, es tu padre, deberías ir a verle"), porque aún hay mucha rabia contenida, muchas heridas abiertas y mucho dolor sin curar en una relación donde nunca hubo un adulto que supiera cuidar y proteger a ese hijo que hoy siente que hay una barrera que pode distancia con su padre.
Madres llenas de culpa porque no pueden hacer eso que escuchan ("llámale, es tu hijo, a un hijo se le perdona todo"), porque hay mucho dolor por situaciones del pasado donde ese hijo traspasó todos los límites con su madre y le causó mucho dolor, en una situación complicada donde ella no supo manejar bien lo que estaba ocurriendo.
Hermanos llenos de rabia porque no pueden hacer eso "deberían" hacer ("llámale, es tu hermano y los hermanos siempre tienen que estar unidos"), porque hay mucho dolor contenido en una relación donde hubo daño, traspaso de límites y falta de cuidado.
Deberíamos poder plantearnos las relaciones familiares como lo hacemos con todas demás. Deberíamos poder cuidarnos y protegernos de todo aquello que nos duele, establecer límites y expresar nuestras necesidades, tomar decisiones coherentes con lo que nos hace sentir bien. Si trabajamos en construir desde ahí las relaciones con la familia podremos sentirnos mucho mejor y deshacer muchos nudos que a veces nos ponen las cosas demasiado complicadas. Si nos cuidamos en estas relaciones será más difícil llegar a esas situaciones de bloqueo donde siento que ya no "aguanto" más.
¡Cuidemos las relaciones familiares y cuidémonos nosotros dentro de ellas!
Psicóloga
Adultos y Trastornos de Alimentación