La empatía tiene su origen en el término griego empatheia ”sentir dentro”. Esta expresión se usaba para referirse a la capacidad de percibir la experiencia subjetiva de otra persona.
Desde la psicología, cuando se habla de empatía, nos referimos a la capacidad de sintonizar emocionalmente con los demás; es decir, a ponernos en el lugar del otro, entendiendo sus necesidades, actitudes, sentimientos y problemas.
La empatía es una habilidad social que se aprende desde la infancia y que se puede fomentar a lo largo de toda la vida. No se trata de un proceso automático sino que es una cualidad que se desarrolla paulatinamente en el transcurso de la vida y que sirve para que las relaciones sociales sean más satisfactorias.
La empatía es la base de la convivencia; considerada una emoción social, es la clave para asentar las relaciones con los demás. Pon en práctica estos consejos para mejorarla:
- En una conversación, centra tu atención durante unos minutos en el lenguaje no verbal
Observa el tono de voz, los gestos, la expresión facial, la postura corporal en su conjunto. Deja de escuchar las palabras y atiende al resto de información que transmite la persona. La realidad emocional no debe buscarse tanto en el contenido de las palabras como en la forma en que se nos está transmitiendo el mensaje.
- En una conversación, muestra interés por la otra persona. Escucha activamente.
Al entablar una conversación pregunta a la persona interesándote por ella, escúchala y da tiempo a que se exprese. Acompaña esas preguntas de un lenguaje no verbal que demuestre interés y cercanía, mira a la persona a los ojos, dirige tu cuerpo hacia ella como muestra de atención.
¿Cómo estás? ¿cómo va todo?, las preguntas juegan un papel importante en la comunicación interpersonal, hacen sentir al receptor que tenemos interés en conocer sus ideas y sentimientos, que valoramos lo que piensa.
- No te precipites a expresar tus opiniones sobre lo que te están contando.
La empatía se trabaja comprendiendo a la persona desde su punto de vista, no desde el de uno mismo. Cuando una persona te cuente un problema, evita expresiones del tipo “ya te dije que…”, “lo que te pasa es que”… Puede que no sea eso lo que la otra persona espera, es posible que sólo necesite alguien que le escuche o que le entienda. No interrumpas su discurso con comentarios frecuentes, permite que la persona se exprese con confianza, sintiéndose atendida.
- Recoge y devuelve la emoción de la persona. Hazlo parafraseando.
Se trata de reformular el mensaje con tus propias palabras para que la persona se sienta comprendida. Es un recurso muy útil en el proceso de escucha, además de ser de gran utilidad para verificar si realmente estás entendiendo lo que la persona te está contando.
Algunos ejemplos sobre como parafrasear pueden ser: “Así que estás preocupado por…” “Puedo entender que te sientas así…” “lo que me estás diciendo es que…” “me hago cargo de tu situación…”. Con esta técnica se demuestra interés por la otra persona.
Con la práctica de la empatía, seremos capaces de sentir al otro, de conectar con sus emociones y preocupaciones; ya que de otra manera difícilmente podremos desarrollar relaciones personales plenas.