La respuesta muy probablemente sea afirmativa si te reconoces en alguna de estas situaciones:
- Un miembro de la pareja o el matrimonio no tiene claro si quiere seguir con la relación o no.
- Existe incomunicación acumulada a través del tiempo y estancamiento.
- Se repiten una y otra vez las mismas discusiones y desacuerdos.
- Se está planteando la posibilidad de una separación o el divorcio.
- Hay terceras personas que han aparecido en la relación y se resiente la estabilidad de la pareja.
- Ha habido una infidelidad de uno de los miembros y esto ha creado una crisis en la pareja.
- Existen sentimientos del uno por el otro, pero el día a día es complicado.
- Los celos continuos hacen que la convivencia sea difícil.
- Y, en general, ante cualquier circunstancia que se perciba como un problema de pareja.