La soledad puede definirse como la diferencia subjetiva entre el nivel de contacto social logrado y el nivel deseado por el individuo, algo que, en las últimas semanas, todos, de una manera u otra, estamos sintiendo.
Pasadas las primeras cinco semanas de confinamiento, hemos hablado mucho de los niños y las posibles consecuencias de no salir a la calle, de las parejas, de cómo hacer rutinas, de qué es adecuado y qué no lo es… Pero, ¿qué pasa con las personas que están pasando esta cuarentena solas?
Casi 5 millones de personas se encuentran en esta situación, están confinados y SOLOS.
La gran mayoría de ellas, son personas mayores de 65 años que, a su vez, son la población de riesgo. Donde sus familiares tienen que elegir: la soledad (con una reducción del riesgo de contagio) o una compañía (con su riesgo asociado). O los acompaño y los pongo en riesgo, o los dejo solos en estos momentos tan duros, protegiéndolos así de un posible contagio. ¿Proteger la salud física, desprotege la salud emocional?
Otra parte de la sociedad que está pasando la cuarentena sola, son los sanitarios, que exponiéndose diariamente al Covid-19, han decidido irse de sus casas para proteger a los suyos.
Obviamente el avance de las tecnologías, y la posibilidad de hacer video llamadas con nuestros familiares y amigos, nos acerca a los nuestros, pudiendo vernos y hablarnos, estar conectados los unos con los otros, y haciendo más llevadera estas sensaciones de soledad, pero… no todas las personas disponen de ellas o saben cómo se utilizan, así como no es suficiente, sobre todo para las personas que día tras día, no tienen a nadie en casa para hablar.
¿Qué pasa con estas personas?
El aislamiento social puede causar ansiedad, temor, tristeza, y nostalgia. Pasar todo el día solo, sin ningún tipo de compañía, puede desencadenar a corto plazo un trastorno del estado de ánimo, y más, si tenemos en cuenta el motivo por el que se encuentran solos.
Existen distintos perfiles de personas que están solas: solteros, viudos, jóvenes, mayores, trabajadores, jubilados, parados…, y teniendo presente estas diferencias, las consecuencias psicológicas que les puede acarrear también son distintas, ya que el impacto psicológico va a depender de otros factores también.
No obstante, el factor común que les une a todos, es la SOLEDAD.
¿Qué podemos hacer si estamos solos?
- No es momento de exigirnos cosas, no es necesario hacerlo todo.
- Descansa lo suficiente, intenta tener un horario de sueño que sea reparador.
- Come una dieta saludable, cocina si te gusta, aprende recetas nuevas.
- Realiza llamadas telefónicas o video llamadas, si es posible. Te ayudará a mantener el contacto con las personas y te sentirás más acompañado.
- Infórmate, pero no demasiado. Hacerlo en exceso puede resultar perjudicial.
- Piensa que este momento es transitorio, no vas a estar en esta situación toda la vida. Es algo extraordinario, y pasará.
- Intenta hacer alguna actividad física agradable, te hará mejorar tu estado de ánimo.
- Aprovecha para ver series y películas
- Lee, sumérgete en alguna historia que te haga desconectar.
- Busca alguna actividad que te guste y te haga tener la mente ocupada: pintar, coser, manualidades, cocinar… La terapia ocupacional es fundamental en estos momentos.
Es completamente normal sentirse mal en esta situación, llena de incertidumbre, y a nivel global. Nunca antes habíamos experimentado algo así, somos nuevos en esto. Alguien escribía en un artículo “esto nos ha pillado, emocionalmente hablando, sin anticuerpos”, por lo que es lógico experimentar distintos estados de ánimo. Y, precisamente por eso, es bueno tomar medidas a nivel personal que nos ayuden a minimizar el impacto psicológico que genera, fundamentalmente esa población, sea joven o mayor, tenga trabajo o no, viva en un piso o el campo, ESTÁ SOLA.
Ánimo, nos acordamos de vosotros, ¡no estáis solos!