El dolor o la enfermedad crónica son importantes factores de estrés, que pueden generar síntomas incapacitantes y limitaciones, que reducen la calidad de vida. Muchas personas necesitan asesoramiento psicológico para hacer frente a la depresión, la ansiedad, la frustración, la ira y los sentimientos de impotencia e inutilidad que acompañan a tales problemas.
La terapia psicológica puede ayudarte a afrontar el diagnóstico y tomar decisiones clínicas, a expresar y gestionar adecuadamente las emociones y a introducir o reforzar un estilo de vida saludable (relajación, adherencia al tratamiento, dieta, ejercicio físico, etc.).
Algunos ejemplos de enfermedades donde los factores psicológicos aumentan el riesgo de aparición o repercuten sobre su evolución y pronóstico son: infertilidad, fibromialgia, dolor crónico, cefaleas tensionales, colon irritable, enfermedad coronaria, bruxismo, cardiopatía isquémica, cáncer, etc.