L@s niños desde su nacimiento requieren de unas necesidades básicas que el adulto ha de proveer como es el cuidado de su integridad física y emocional a través de las que, a su vez, van generando el vínculo de apego con sus progenitores.
Es un derecho de los niños que se les proteja; sin embargo, llega un momento en la que los adultos pueden llevar a cabo conductas sobreprotectoras, que lejos de proteger, genera en los más pequeños dificultades en su desarrollo, a medio y a largo plazo, limitando su autonomía y frenando su aprendizaje.